Esta enfermedad se describió por primera vez en Japón
en 1990. Es una entidad poco frecuente, afecta a cerca de 1% de todos los
pacientes con sospecha de síndrome coronario agudo. Por lo general, afecta a
mujeres posmenopáusicas con pocos factores de riesgo cardiovascular. Se
caracteriza por la disfunción transitoria, de horas a semanas, del ventrículo
izquierdo, el cual presenta un patrón de movimiento único, anormal y no
explicable por enfermedades como isquemia coronaria, lesión valvular aórtica,
miocarditis, entre otras.
El estrés emocional severo es el desencadenante más
común, generalmente, el síndrome involucra a pacientes en estado de salud
previamente normal que atraviesan por un episodio de estrés.
A pesar de que la etiología y los mecanismos
fisiopatológicos exactos de la CTT no son claramente conocidos, se han
formulado una serie de teorías, tales como:
- Movimientos
ventriculares secundarios a catecolaminas: Más de un 70 % de los pacientes
tienen niveles séricos anormalmente elevados de catecolaminas plasmáticas,
generados posiblemente por el estrés emocional o físico que precede al suceso.
Se ha demostrado que suelen tener niveles de 7 a 34 veces por encima del valor
normal y de 2 a 3 veces mayores que los niveles de pacientes con infarto agudo
al miocardio de cara anterior.
La
presentación típica del Síndrome de Takotsubo tiene su explicación en estudios
que demostraron que la distribución más densa de receptores b-adrenérgicos se
encuentra en el segmento apical del corazón, por lo que la concentración
anormalmente elevada de catecolaminas se traduce cardiotóxicamente en un efecto
inotrópico negativo apical, y por lo tanto, en la afección de forma selectiva,
de la función cardiaca propia de este síndrome.
- Oclusión transitoria de
la placa aterosclerótica: Algunos investigadores plantean la hipótesis de que
la ruptura transitoria de una placa aterosclerótica en una variante anatómica
de la arteria descendente anterior, que se extiende hacia apical y
diafragmáticamente, seguida de la precoz reperfusión debido a una combinación
de trombosis y vasoconstricción, da lugar a las características únicas clínicas
de este síndrome.
Síntomas
Los pacientes presentan signos y síntomas clínicamente
idénticos al Síndrome coronario agudo. Los motivos de consulta más comunes son
dolor torácico y disnea. Otros síntomas referidos son:
- Palpitaciones.
- Pérdida momentánea del
conocimiento.
- Náuseas.
- Diaforesis (Sudoración
abundante).
- Ansiedad, entre otros.
Generalmente, el cuadro es de instauración rápida y ocurre después de un episodio de estrés emocional (27 %), de estrés físico (39 %), mientras que el restante no posee un factor de estrés asociado. La severidad de los síntomas varía desde los más leves previamente enunciados hasta la necesidad de balón de contra pulsación intraaórtico o soporte inotrópico.
Las manifestaciones clínicas más graves son:
- El choque cardiogénico.
- La fibrilación
ventricular.
Diagnóstico
El diagnóstico debe sospecharse al tener un inicio
súbito de dolor torácico o disnea, precipitado por un estrés físico o
emocional, con cambios electrocardiográficos sugestivos de infarto agudo,
asociado a elevación leve o moderada de los biomarcadores cardiacos, observación
de la morfología típica en olla de pulpo (Takotsubo) del ventrículo izquierdo
en la ecocardiografía o ventriculografía, sin evidencia de obstrucción
coronaria.
Los exámenes que el profesional de salud deberá
realizar para confirmar el diagnóstico son:
- Electrocardiograma.
- Biomarcadores cardiacos
(Troponina, Proteína C reactiva, Mioglobina, Creatina quinasa, entre otros).
- Gases en sangre.
- Hemograma completo.
- Perfil renal, hepático, lipídico.
- Cateterismo cardiaco y ecocardiografía.
- Resonancia Magnética cardiaca.
- Angiografía coronaria.
Criterios diagnósticos: Los cuatro criterios basados
fundamentalmente en la presentación clínica, permiten discriminar fácilmente
este síndrome de otras enfermedades como el infarto agudo al miocardio. Deben
estar presentes los siguientes cuatro criterios para hacer el diagnóstico:
1. Discinesia o acinesia transitoria de los segmentos
apicales y medios del ventrículo izquierdo de distribución vascular
correspondiente a más de una arteria epicárdica.
2. Ausencia de enfermedad coronaria obstructiva o
evidencia de ruptura aguda de placa en la angiografía.
3. Nueva aparición de anomalías en el trazado
electrocardiográfico, como elevación del segmento ST o inversión de la onda T.
4. Ausencia de traumatismo craneoencefálico reciente o
hemorragia subaracnoidea, feocromocitoma, miocarditis, miocardiopatía
hipertrófica o aturdimiento miocárdico de origen isquémico.
Tratamiento
Debido a que esta es clínicamente indistinguible de un
síndrome coronario agudo, generalmente el tratamiento inmediato de estos
pacientes incluye el manejo de la isquemia coronaria. Una vez que se
diagnostica el síndrome, el tratamiento a administrar es principalmente de
apoyo debido a que la función cardiaca se recupera en pocas semanas. El
tratamiento conservador con la hidratación y la supresión de la tensión física
o emocional, por lo general da lugar a una rápida resolución. En caso de ser
necesario, en el tratamiento farmacológico que envía el profesional de salud
según el requerimiento del paciente, es la administración de bloqueadores β o agonistas α-adrenérgicos.
Recomendaciones
- Se recomienda disminuir los niveles de estrés, mediante la actividad física, prácticas de relajación, respiración, entre otras.
- Si es necesario, acudir a un psicólogo para programar terapias individualizadas con el fin de lograr un mejor manejo del estrés, emociones, pensamiento, étc.
- Recuerde consultar a su médico si presenta los síntomas anteriormente descritos, debido a que se debe descartar de inmediato que no se trate de un síndrome coronario agudo.
- Tome en cuenta que no se debe automedicar, todos los tratamientos deben ir bajo una prescripción y una vigilancia de los profesionales de salud.
- Recuerde tomar su tratamiento según la indicación, cumpliendo de manera estricta con los horarios y las dosis.
- Evite las bebidas alcohólicas, el tabaco y los malos hábitos alimenticios.
by Dra. Fabiola Castro Quirós
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